Desde que nacemos, cada experiencia, cada caida, cada logro, se van convirtiendo en pequeños ladrillos que vamos acumulando.... ¿y dónde?... en una mochila que nos acostumbramos a cargar años y años, y ni si quiera nos damos el tiempo de mirar que cresta es lo que hemos metido adentro. Se les llama traumas, medallas, miedos, gustos, y cuanta cosa más que cuaquier psicólogo puede objetivizar. Para mí son ladrillos... pero no sólo por su peso, sino también que por que se ha convertido en un arte fabricarlos y coleccionarlos. ¿Y el objetivo final cual sería? Construir una Muralla China, o unas cuantas... Pero al igual que

a los chinos, tan sabios y eternos, y para los que saben un poco más de historia universal y su posterior análisis, la función nunca se cumplió. O sea, siglos trabajando literalmente "como chinos", para levantar una barrera que los protegiera del peligro y los ayudara a comunicarse entre ellos, y que finalmente terminó como una de las 7 maravillas del mundo, casi incomprensible en nuestros días, ¡y que se puede ver de la estratósfera! Impresionante, pero inútil... (no por despreciar la obra ni a los constructores, ya que amo la cultura oriental).
¿Adónde quiero llegar? A cada uno de nosotros... Hemos sido capaces de crearnos estas megaobras mentales, inconcientemente, con el único objetivo de protegernos. De que no nos ataquen, no nos hagan sufrir. Obvio... después de haberlo pasado horrible por miles de cosas, y haber sentido satisfacción con otras, nos hacemos un mapa mental de nuestro imperio y nos creemos seres supremos en nuestro territorio. ¿Cómo protegerlo? Agarremos todos esos ladrillos que cargamos y pongamonos a construir una barrera mental que nos haga intocables y al mismo tiempo, invencibles. Cerquemos nuestro espacio, y busquemos todas las respuestas a las posibles preguntas que nos hacemos o nos hacen respecto al tema, cosa que nunca más nos invadan y que dentro de nuestro espacio, la vida sea todo lo "rosa" que quiero que sea... Y lo peor de todo... ya que me aislé, me convenzo a mí y a los que me rodean, que estoy seguro de lo que quiero...
Si agarran un libro de historia, leerán que esta grotesca obra maestra se demoró tanto en estar lista, que a los pobres chinitos los invadieron de todas formas... y para muy mala suerte de ellos, los que estaban al otro lado, sin ser tan mongoles (y no sé porque esa palabra se asocia a ser estúpidos, si fueron realmente brillantes), se les ocurrió hacer escaleras, catapultas, usar polvora, entre otras cosas, y pasaron igual... ¡Ahí los chinos tuvieron suerte...! La suerte fue que existió alguien que les hizo darse cuenta de que una, o mil murallas, no los hacía intocables. Los ayudó, pero no era eterna... o sea, la muralla sigue ahí, pero la función nunca fue...
Con los años los ladrillos se ponen más duros y cada vez son más. Algunos se han contruído miles de murallas. Y hablo de murallas, porque hace rato dejaon de ser filtros. Nada pasa. Miento... pasan algunas cosas... las que pasan por la puerta con carnet de identidad, detector de metales y que dejen el celular, cremas, envases de vidrio y la lista completa de cosas que no se pueden subor a los aviones ahora, igual que cuando vas a pedir una visa para ir de vacaciones a gringolandia. O sea, cagados de susto que se te pase un talibán, colombiano, rumano, o mongol, para que no perdamos el hilo de la historia. Estamos dejando a miles de personas afuera por el puro miedo o porque no nos dan lo que nosotros queremos en ese momento.
¿Y quién tiene la culpa? Esta parte es la que más me gusta... NADIE... o TODOS.... Mientras no nos demos cuenta de que nos hemos encerrado en un espacio seguro, autocreado, al cual entramos voluntariamente en algún momento crítico, lo es absolutamente respetable, y que debemos ser capaces de salir por nuestra cuenta, y a lo mejor con un poquito de ayuda, la muralla seguirá ahí. Porque ya está, y como costó tanto hacerla, para que botarla...
¿A quién hemos dejado afuera? Al que nos hizo daño (aunque el pobre está 3 veces peor y ya no está ni ahí con los problemas), al que se parece que nos hizo daño (mismo sexo, características físicas o psicológicas, signo del zodíaco, creencias, y que se yo cuanta tontera más, ya que los adjetivos son ilimitados) o al que nunca hemos tratado de conocer (porque si nunca me llamó la atención ese tipo de persona, ¿porque me va a interesar ahora?). O sea, nos estamos perdiendo de toda la emoción, ya que si no queremos lo que nos atrajo y después nos cagó, ni tampoco lo que nunca nos impresionó y que nos podría cambiar la visión, muchas otras opciones nos quedan...
A mi querida amiga, a quien le entregué ésta, mi linda visión en lo que se ha convertido la vida de muchos, y a todo aquél que quiera pensar un poco más de porque las cosas se ven tan difíciles, quiero entregar y compartir la razón por la cual, después de haber tenido experiencias terribles y otras maravillosas, me despierto con una sonrisa cada día y no puedo esperar a que mañana sea otro día más... Agarren una de esas máquinas con una cuerda y esa cosa gigante que bota murallas, una catapulta, o por ultimo, dinamita para los más extremistas, y boten la o las murallas chinas que tienen en su cabeza. La vida dentro del imperio puede ser dorada y perfecta; todos nos hemos mentido a nosotros mismos para creer que somos felices con lo que tenemos, especialmente los optimistas y orgullosos. Pueden creer que así controlan cada movimiento dentro de este territorio amurallado (y no filtrado, como debiera ser), pero la única verdad es que con todo esto, vienen las reglas, testamentos, mandamientos y prejuicios, que nos hechan a perder nuestra mente y no nos dejan sentir como queremos...

No pensemos que porque la muralla es más grande, nadie puede pasar... y menos que nosotros nunca más debemos salir de sus límites... al final todas han caído... las personas han hecho que sea asi...
PD: la china es una.... y la de Berlin tambien!